Futurama y el eterno retorno

Para mí, este es el mejor capítulo de Futurama y quizá uno de los mejores de toda la historia de las series de animación. Antes de ver esta review, te recomiendo encarecidamente que disfrutes el capítulo (6x07) y luego vuelvas a leer lo que resta de artículo; créeme que lo agradecerás.


La impuntualidad de Fry es conocida por todo su grupo de amigos, especialmente por Leela quién es plantada en su cumpleaños a la hora de comer. Para resarcirse, Fry decide invitarla a cenar a La cueva sobre el verde, un restaurante situado en una caverna dónde el agua gotea desde el techo componiendo figuras rocosas.
 El profesor y Bender obligan a Fry a quedarse a probar la nueva máquina del tiempo que solo viaja hacía el futuro, mientras él para disculparse por llegar un poco tarde a la cena, graba una tarjeta de felicitación a Leela. Al avanzar en el tiempo tienen un accidente que les obliga a seguir adelante hasta alguna civilización que haya inventado una máquina de retroceder en el tiempo; durante este trayecto temporal descubrimos muchas culturas y civilizaciones distintas, todas ellas destruidas con el paso del tiempo por muy evolucionadas e inteligentes que estas sean. Por ejemplo una bifurcación de la evolución con 2 especies antagonistas: unos seres pequeños de color rosa "avanzados intelectual y moralmente" y los Bobolocs "agilipollados depravados que viven bajo tierra" (imaginar quien sobrevive en los 5 años siguientes). Al llegar al año mil millones, nuestro trío inicial descubre que la Tierra es un desierto sin ningún tipo de vida y Fry halla la cueva dónde se citó con Leela, llegando a ella mil millones de años más tarde (más vale tarde que nunca).
En un futuro paralelo 20 años después de la desaparición de Fry, Bender y el profesor, Leela es la nueva jefa de Planet Express que tiene en ese momento un gran éxito. Aun así, ella siente que la sigue faltando algo, ese amor perdido que ahora ve reflejado en el único pariente vivo de Fry, Cubert. Se casa con éste pero ello no palía sus sentimientos hacia nuestro protagonista, incrementados al chocar con la tarjeta de felicitación enviada al principio del capítulo, que llega a Leela tras su viaje temporal. Al descubrir que Fry no está muerto, sino viajando por el tiempo hacia delante, decide ir a La cueva sobre el verde y grabar un mensaje que será grabado en el futuro en el suelo gota a gota, como lagrimas de un amor pasado.
Fry tras leer un mensaje impregnado en la tierra solo tiene la salida de mirar hacía delante y decir: "Sabéis, a pesar de todo, he sido feliz. ¿Y si nos bebemos unas birras mientras vemos extinguirse el universo?".
Al seguir avanzando el tiempo se inicia un nuevo Big Bang, ratificando los guionistas la teoría de un universo circular y del eterno retorno. En este "nuevo universo" hay un par de momentos brillantes: uno es ver la cantidad de guerras que ha sufrido la humanidad a lo largo de su historia, y otra es cuando el profesor para la máquina para cargarse a Hitler.
Tras otra segunda vuelta por un fallo de cálculo del profesor y volver a dar la vuelta entera a toda la historia, Fry llega por fin a su cita con Leela cerrando esta maravillosa epopeya con la que interpreto una bonita moraleja: no importa cuánto tengas que esperar, si alguien merece la pena llegará. 

Brillante el homenaje que hace Futurama a los viajes en el tiempo, como también lo son los guiños al Planeta de los simios y Terminator. Ese futuro frío y apocalíptico futuro contrasta con el cálido y humano sentimiento de Fry (perdón por personalizar tanto el capítulo en el protagonista, pero creo sinceramente que, al menos esta vez, lo merece) por volver a su hogar, con la persona que ama. Ojalá nosotros podamos también avanzar en el tiempo y observar el fin de nuestro universo; aunque solo sea por decir: !Oh, cuán inmenso vacío!.

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